“Canto a la Pampa, la tierra triste / réproba tierra de maldición, / que de verdores jamás se viste, / ni en lo más bello de la estación”, de seguro has escuchado estos versos inmortalizados musicalmente por Quilapayún en su álbum X Vietnam de 1968. Estos mismos versos recorrieron, seis décadas antes, no solo las pampas salitreras del norte chileno, sino también las minas en Bolivia y las obras del Canal de Panamá, y varios rincones de América donde la explotación del hombre por el hombre hiciera sentir la necesidad de un Canto de Venganza, como era su nombre original. Su autor fue un agitador y poeta popular llamado Francisco Pezoa Astudillo (1882-1944), nacido en el barrio Mapocho en Santiago y formado en el mundo autodidacta de los obreros, del que llegó a ser un destacado referente intelectual; editando periódicos, redactando proclamas, contribuyendo a la organización de sindicatos y espacios de sociabilidad obrera (bibliotecas, centros de estudios), traduciendo y escribiendo artículos sociológicos, o bien publicando sus poemas, que corrían de pueblo en pueblo musicalizados por algún melodía popular. La exhaustiva investigación de Manuel Lagos Mieres, prolífico investigador del anarquismo y el mundo obrero chileno, nos da cuenta de la ponderación que debe tener la trayectoria y obra de “Pancho” Pezoa, tan injustamente olvidado.
Canto a la pampa. Vida y obra del poeta anarquista Francisco Pezoa Astudillo (1882-1944)
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